TRADICIÓN ORAL

Leyenda de la hamaca

CIUDAD/CENTRO POBLADO: San Rafael de Orituco
DIRECCIÓN: San Rafael de Orituco


En la actual casa de la familia Berroterán vivió una familia de apellido Urbina. Se dice que Eulalia, la dueña de la casa, falleció mientras daba a luz a su hija. Durante los novenarios la niña, acostada en una hamaca, no dejó de llorar en ningún momento. Sus tías la revisaban, la cargaban y veían que nada malo le ocurría aunque no dejara de llorar por un segundo. Sus llantos se mantuvieron ininterrumpidos durante los rosarios. Para hacerla dejar de llorar la bebé fue envuelta en una sábana roja, se le hizo una cruz de carbón y se le hicieron cruces con cintas rojas y negras. No fue sino hasta el último día del novenario que la niña dejó de llorar. Asombrados, los asistentes al rosario se acercaron a la hamaca acostada y vieron con asombro cómo la hamaca se movía sola, como si alguien la estuviera meciendo. A la mañana siguiente, cuando fueron a buscar a la bebé se dieron cuenta de que no estaba en la hamaca. Esto hizo pensar que la bebé fue mecida la noche anterior por el espíritu de su madre, quien a la mañana siguiente regresó a buscar a su hija.

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